27 feb 2014

UNIDAD 1

Unidad 1


La motivación en el docente y el adolescente







Profesora/autora
Ana Brenda Martínez Quiroz
                                                    

Mayo 2013


Introducción al tema de motivación

Hemos visto que el aprendizaje cualquiera que sea su contenido o material posee características comunes. Primera, comienza con cierto nivel de conocimientos y habilidades que el estudiante aporta a la situación y que se amplían y perfeccionan en función del aprendizaje. Otra, el aprendizaje implica el uso de estrategias que incluyan la solución de problemas. Tercera, el aprendizaje comprende aspectos del procesamiento de información: atención, percepción, repaso, organización, elaboración, almacenamiento y recuperación.
Podemos añadir a esta lista de características una más: la motivación. Como la empleamos en esta obra, la motivación se refiere al proceso de fomentar y sostener conductas orientadas a metas. Se trata de una definición cognoscitiva porque postula que la gente establece metas y, para alcanzarlas, emprende las tareas en forma cognoscitiva (por ejemplo, supervisa su avance) y conductual (digamos, invierte esfuerzos).
Esta definición es congruente con la postura que adoptamos sobre la función de la cognición en el aprendizaje. Al igual que el aprendizaje, la motivación no se observa directamente, sino que se infiere de los indicios conductuales de la gente: expresiones verbales, elección de tarea, esfuerzo invertido y dedicación. La motivación es un concepto explicativo que se utiliza para entender el comportamiento. Aun si algunas formas menores de aprendizaje ocurren en su ausencia, la motivación cumple una función importante en el aprendizaje. Los estudiantes que están motivados para aprender prestan atención a la enseñanza y se dedican a repasar la información y relacionarla con sus conocimientos y hacer preguntas. Antes que renunciar cuando se topan con material difícil, invierten mayores esfuerzos en aprenderlo. Deciden ocuparse en las tareas aunque no estén obligados y en su tiempo libre leen libros de temas interesantes, resuelven problemas y acertijos y proyectan trabajos especiales. En síntesis motivación los lleva a entregarse a las actividades que facilitan el aprendizaje. Se ha estudiado la motivación desde distintos ángulos: psicológico, instintivo, hedonista y fisiológico. En este capítulo, presentamos las explicaciones psicológicas, pues corresponden a la orientación de esta obra, sin que ignoremos la validez de los otros puntos de vista. Buena parte de las primeras investigaciones examinan el supuesto de que la motivación proviene ante todo de los instintos. Por ejemplo, los etólogos basaron sus ideas en la teoría de Darwin, que postula que los instintos tienen un valor de supervivencia para los organismos, que la energía que acumulan se libera en conductas destinadas a garantizarla. Otros han resaltado la necesidad de los organismos de homeostasis, el estado óptimo de funcionamiento fisiológico. Las explicaciones de otros más atañen al hedonismo la idea de que el hombre busca el placer y rehuye el sufrimiento. Todas estas posturas explican algunos aspectos de la motivación humana, pero no son apropiadas para dar cuenta de la amplia gama de las actividades motivadas, en especial las que ocurren en contextos de aprendizaje. El lector interesado en estas explicaciones podrá consultar otras fuentes (Petri, 1986; Pintrich y Schunk, en prensa; Weiner, 1992)[1]. La investigación fisiológica es un campo activo de interés actual. Sus especialistas examinan la relación de los cambios en las ondas cerebrales, las hormonas y las actividades neuroquímicas con el comportamiento. Estos estudios prometen hacer contribuciones significativas a la comprensión de los procesos de motivación. Desde el punto de vista psicológico, la motivación ha figurado de manera prominente en las teorías de la personalidad y el logro. En este apartado revisaremos algunas teorías de la personalidad, pero el principal objetivo es la relación de la motivación con el logro. Un campo de especial interés es el aprendizaje motivado, o la motivación para adquirir habilidades y estrategias, en contraste con la motivación para cumplir las tareas (Brophy, 1985; Corno y Mandinach, 1983). Los principios del aprendizaje motivado tienen implicaciones claras en el aula.




Tips sobre motivación

Es necesario recordar que motivar una clase no es, simplemente, echar mano de la motivación inicial,  el uso de la improvisación, sino que más bien, es un trabajo de acción continua al lado de la clase y junto a cada alumno; de ahí la importancia que tiene el conocimiento de las aptitudes y aspiraciones de cada uno, al fin de proporcionarle, en la medida de las posibilidades, trabajos que correspondan a sus posibilidades, necesidades y preferencias.

Cada individuo se verá motivado en la medida en que sienta comprometida su personalidad y en la medida en que la información que se le presente signifique algo para él.

La motivación es necesaria para el aprendizaje, es aquella voluntad, deseo, intencionalidad o decisión que surge con el fin de alcanzar una meta, la motivación es aquel motor que impulsa, dirige y da fuerza al individuo para alcanzar la satisfacción de cierta necesidad no cubierta, existen dos tipos de motivación: la motivación intrínseca y la motivación extrínseca.

Smeke,  afirma: “La motivación intrínseca es aquella ejercida por un impulso individual en el alcance de una meta personal. Busca nuevos retos, evalúa en comparación a éxitos anteriores, busca riesgos y considera el fracaso como una oportunidad para aprender. La motivación extrínseca es aquella que es ejercida por una influencia externa”[2].

El resultado de una determinada técnica dependerá de una serie de factores intrínsecos y extrínsecos al educando y de sus diferencias individuales. Tanto es así, que en una circunstancia una técnica puede surtir efecto y en otra no. Una técnica puede sensibilizar a un grupo de alumnos y otra no.

Smeke dice:“La motivación extrínseca es aquella que  busca la aprobación, evita el fracaso, requiere la aprobación social y existe el temor a perderla”[3], un punto importante es que el alumno se relacione internamente, es decir una fuerza que viene dentro del ser humano hacia fuera, esto le permitirá un paso hacia la creatividad. Los docentes debemos guiar a nuestros alumnos a desarrollar una motivación intrínseca mediante una autoestima sana, un auto concepto adecuado, ser real y objetiva con base a la aceptación del propio estudiante.

No haciendo a un lado la motivación extrínseca mediante la aceptación de su persona una retroalimentación constante y un ambiente de respeto y cariño. Las personas serán más creativas cuando se sientan motivadas por el interés, el gozo, la satisfacción, el reto que representa el trabajo mismo y no por presiones externas, esto implica simpatía o aversión por el trabajo o la presencia o ausencia de las presiones.

Para poder desarrollar la motivación en el aula algunos de ellos son los recursos con los que cuenta la escuela, y el profesor, motivación, la organización, establecer metas a corto y largo plazo.
 La identificación de las propias emociones es la base de la identificación de esos mismos sentimientos en otras personas para facilitar la comunicación, la empatía, la acertividad, considero que otra alternativa para conocer nuestras emociones es poner en una balanza los sentimientos y opiniones propias de las ajenas, estableciendo los diferentes puntos de vista dando la posibilidad al diálogo, respeto y tolerancia, ya que una salud emocional deficiente lleva a un fracaso total, entorpeciendo el pensamiento, la concentración y la memoria, la paz interior, las relaciones interpersonales, el manejo integral del cerebro y armonía del balance sentimiento razonamiento.

Llegar a un cambio total no se obtiene de un día para otro, sino el transcurso de los años,  con los conocimientos necesarios y la teoría nos ayuda a mejorar el desempeño académico, personal de los docentes, con experiencias vivénciales que cada uno poseemos donde se aprende a manejar las diferentes emociones en los adolescentes, es un gran reto, pero si se propone se obtendrán muy satisfactorios resultados.
 
Se requiere de saber nuestras metas reales, ya que estas nos orientan para establecer prioridades, tomar decisiones y saber si tomamos sobre la base de los sentimientos o la razón, es el ser constantes y elegir. Una forma de ayudar al adolescente es la auto motivación en las que podemos como docentes llegar a estados.

Bibliografía


[1] Schunk, D. (1997) Teorías del aprendizaje. Pp. 284- 285. México. Prentice Hall. Hispanoamericana
[2] Smeke, Sofia, “Alcanzando la excelencia emocional en niños y jóvenes”, editorial Tomo Uno, México 2002, pág. 59
[3] Smeke, Sofia, “Alcanzando la excelencia emocional en niños y jóvenes”, editorial Tomo Uno, México 2002, pág. 59

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